Hace 227 años, entre el 15 y el 17 de noviembre de 1796, se enfrentaron el ejército de la Primera República Francesa, al mando del joven general Napoleón Bonaparte, y las tropas del Archiducado de Austria en la Batalla del puente de Arcole (Verona, Italia), una de las victorias del que acabaría siendo años después emperador de los franceses. En un momento del choque, Napoléon lideró el ataque con la bandera tricolor en las manos. Como con todos los episodios significativos de la vida del personaje, existe un cuadro épico que recoge este momento, obra de Horace Vernet. El director Ridley Scott se sirve de varios de estos cuadros para componer algunas escenas en su nueva superproducción, ‘Napoleón’, protagonizada por Joaquin Phoenix, que se estrenará en las salas de cine el próximo viernes.
«Guerrero, emperador, general, genio, rebelde, tirano». Con estas palabras se presenta a Napoleón Bonaparte (1769-1821) en uno de los tráilers de la película. ¿Es un retrato justo?
En 2021, cuando se conmemoró el segundo centenario de su muerte y en Francia se desató de nuevo la polémica sobre el personaje -hasta el punto de que algunos expertos aseguraron que no había nada que conmemorar-, el historiador Charles-Éloi Vial, secretario general del Institut Napoléon, consideró que aplicarle «el término tirano puede ser un poco fuerte, el de visionario también. En historia hay que saber adoptar puntos de vista matizados: su gobierno tuvo aspectos muy buenos, en particular en el plano de la administración, pero dirigió Francia de manera muy autoritaria, privilegiando la igualdad por encima de la libertad», declaró a France 24. Unos destacaban sus logros fundamentales, como el ‘Código napoleónico’, y otros apuntaban a sombras como la reintroducción de la esclavitud en Martinica o los innumerables desastres y crueldades causados por sus guerras.
«Yo no soy como los otros hombres», dice el Napoleón encarnado por Joaquin Phoenix. Parece que el histórico tenía un alto concepto de sí mismo, quizá como reacción a que fue visto como un advenedizo. Napoleone di Buonaparte –firmó así hasta la edad adulta– nació en Ajaccio, en Córcega, un año después de que Francia comprara la isla a Génova. «Su familia ocupaba esa penumbra social formada por la alta burguesía y la nobleza menor», según el historiador Andrew Roberts.
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Vida
Nació en Ajaccio, Córcega, el 15 de agosto de 1769 y murió el 5 de mayo de 1821 en la isla de Santa Elena, a los 51. -
Esposas
Tuvo dos: Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie, Josefina, a la que repudiaría por no darle descendencia; y María Luisa de Austria, con quien tuvo a su único hijo, Napoleón II, Rey de Roma, que moriría a los 21 años sin reinar. -
La estatura
No es cierto que fuera bajito, medía 1,68 m., ocho centímetros por encima de la media de los hombres franceses de la época.
Cuando Metternich le preguntó por sus orígenes, Napoleón respondió que «hay estudiosos de heráldica que podrían rastrearlos hasta el diluvio universal mientras otros afirman que soy de origen plebeyo. La verdad se encuentra entre medias». También afirmó que era un heredero de los antiguos romanos. «Pertenezco a esa raza que funda imperios», dijo en otra ocasión.
¿Qué es exactamente lo que hizo? Fundar un imperio a partir de una república en una carrera militar y política sin igual. Napoleón, afecto al Club de los Jacobinos, contaba 19 años cuando los revolucionarios tomaron La Bastilla, mientras él estaba en Córcega. Era un joven artillero al que se le daban muy bien las matemáticas, leía a los clásicos y tenía ideas muy innovadoras sobre el uso de los cañones en el campo de batalla, que pronto pudo aplicar al servicio de la República, enfrentada prácticamente a casi todas las monarquías absolutas de Europa. En 1794, a los 25 años, ya era general de brigada. Al año siguiente era teniente general. Se sucedieron las campañas militares y los triunfos.
Sin consultar con el gobierno
En 1797 Napoleón firmaba un tratado de paz con Austria sin consultar con el Gobierno, antes de lanzarse a la conquista de Egipto para cortar la ruta de Gran Bretaña a la India. La iniciativa fue aprobada por el Directorio porque permitió alejar a Bonaparte del centro del poder enFrancia. El legado de aquella expedición sigue estando presente hoy. Napoleón se hizo acompañar por un grupo de científicos y eruditos que prácticamente crearon la Egiptología como ciencia. En aquella expedición se recuperó la piedra de Rosetta, que permitiría a Champollion descifrar los jeroglíficos, abriendo así las puertas de la historia del Antiguo Egipto. Alejar a Napoleón no sirvió de nada. Movido, entre otras cosas, por las supuestas infidelidades de su esposa, Josefina, el general regresó a Francia. El 9 de noviembre de 1799 encabezó un golpe de estado y un mes después se proclamó primer cónsul, cargo que convirtió en vitalicio. El siguiente paso fue el imperio.
Así, un revolucionario que no era creyente acabó autocoronándose emperador en Notre Dame en presencia del Papa Pío VII el 2 de diciembre de 1804. El imperio duraría una década en la que se sucedieron las guerras napoleónicas, entre ellas la de la Independencia en España, y los millones de muertos. «Napoleón fue un hijo de la Revolución que intentó llevar sus ideales revolucionarios e ilustrados a toda Europa. Pero claro, mediante la invasión y la guerra despiadada», resume Juan Eslava Galán, que dedica a Napoléon parte de su último libro, ‘La revolución francesa contada para escépticos’. Así que es un personaje «complejo y complicado de valorar, pero fascinante».
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